¿Qué hago cuando me presentan un reporte de Compliance? ¿Cómo cumplo con mis deberes fiduciarios? o ¿Cuándo he alcanzado el nivel esperado o exigible para mi rol? Son preguntas que me ha tocado ayudar a responder a quienes ejercen el rol de directores. Hay un prejuicio y un sesgo que me gustaría abordar a partir de estas preguntas.
Lo primero, existe un cierto temor (prejuicio) por entender que el articular estas interrogantes refleja una debilidad en el perfil profesional. No existe ningún pecado en tener dudas al enfrentar este tema por parte de quienes integran los órganos de gobierno. Más allá aún, es una muy buena señal y sano que estas preguntas surjan. Hasta Siemens atravesó por este proceso y necesidad de admitir debilidades para levantarse y estar liderando en estos temas como vemos hoy (ver nota).
En mi concepto, el abrirse a reconocer espacio de mejora permite acreditar el cumplimiento del deber de cuidado y lealtad de los directores. Hay 3 factores que derriban este prejuicio y que permiten entender que no es para nada trivial esta cuestión:
La obligación primaria que atender en el rol de director es “velar por la correcta implementación y efectividad del Modelo”. Caemos en el tema de fondo, se trata de una cuestión de gestión organizacional, en la que no existen recetas ni fórmulas únicas que seguir (menos mágicas). Sentado lo anterior debe caer el sesgo sobre la existencia de la “lista de supermercado”[1] de Compliance.
Para otros temas como financieros, marketing o de operación, la aproximación es sobre la base de fijar una estrategia y definir medidas o actividades que la apalanquen. La buena gestión es medible. ¿Hay razón para que sea distinto en Compliance? la respuesta es claramente no. El director debe tener la misma aproximación a este tema y exigir en la misma medida.
No debemos perder de vista que Compliance es un asunto transversal dentro de la organización, y por lo tanto, de un ámbito complejo de resolver que requiere coordinar múltiples áreas (RRHH, Legal, operaciones, Finanzas, etc.) que participan en la obtención de los resultados esperados, en que aún más, factores como la cultura de la organización, su tamaño, número de empleados, procesos internos, mercados en que operan también inciden.
Por ello, es que simplemente las listas de supermercado no funcionan o mejor dicho no pueden abarcar todos los ámbitos ni variables que se requieren para entregar un resultado adecuado. Volviendo, se trata de un tema de gestión, por lo tanto, debemos contar - antes que todo - con un modelo (formal) de gestión del riesgo legal / compliance.
Para reconocer que estamos en el camino correcto, el modelo debe atender 3 temas de fondo:
Más allá de preocuparnos por un listado de acciones o medidas que practicar como directores, debemos preguntarnos si contamos en la organización con un modelo de gestión y si somos capaces de explicarlo. Pasamos así a ocuparnos por los temas estratégicos de Compliance y que los temas tácticos no nos ocupen la agenda. Al final del día, eso es lo que se espera sea la gestión de un director.
Si desea conocer más sobre nuestro enfoque, revise el Resumen Ejecutivo de nuestro eBook aquí
[1] Por esto entendemos un listado de acciones o actividades que de su realización obtenemos sí o sí-el resultado esperado. En este caso, acreditar la debida diligencia de la organización y del rol.